En la entrada anterior enseñaba dos trabajos. Esto es lo que ha salido del segundo de ellos. Es curioso como cambia el aspecto según en qué se use. Como tela me parecía horrorosa, y como monedero me parece una cucada...
Esta entrada también podría titularse "superando miedos". Gracias a redes como Ravelry o Facebook he podido constatar que no soy la única tejedora que siente pavor a la hora de meter la tijera a sus piezas. Los tejidos en telar de lizo rígido son muy propensos a deshilacharse, y pensar que de un tijeretazo te puedes cargar todo el trabajo da pavor. Por suerte, con entretela pegada en el revés, y con mucho mimo, todo ha salido bien.
Para otra vez creo que además remataré los bordes a máquina (zizag) para mayor precaución, porque a pesar de la entretela alguna hebra se escapaba.
Hace tiempo ya me hice uno similar, pero con un tejido de faz de trama, que es mucho más tupido y resistente. Aquella vez no puse forro interior, pero éste lo pedía a gritos. No voy a enseñarlo, que un poco chapucilla sí que ha quedado, pero ¿quién lo va a ver?